Había una vez un chico que se llamaba Gea. Era un chicos muy aburrido, pero a su vez cariñoso y simpático.
Tenía un corazón muy especial; su corazón hablaba. Gea adoraba hablar con el. Un día, iban juntos a Mar del Plata con su papá. El padre no sabía que el hijo tenía un corazón que hablaba. Era un secreto.
Al día siguiente llegaron del viaje. Se fueron se inmediato a la playa.
Su corazón tenia una debilidad, no poder entrar al agua. El chico con su padre se estaban divirtiéndose. De pronto el padre le pide que vaya a nadar junto a el. Gea acepto; de repente él se acuerde que estando dentro del agua que su corazón no podía estar allí.
En ese mismo instante, su pobre corazón murió. Débilmente salio del agua muy triste. Debido a al muerte de su corazón vivió toda sus vida triste y sin sentimientos.
Tenía un corazón muy especial; su corazón hablaba. Gea adoraba hablar con el. Un día, iban juntos a Mar del Plata con su papá. El padre no sabía que el hijo tenía un corazón que hablaba. Era un secreto.
Al día siguiente llegaron del viaje. Se fueron se inmediato a la playa.
Su corazón tenia una debilidad, no poder entrar al agua. El chico con su padre se estaban divirtiéndose. De pronto el padre le pide que vaya a nadar junto a el. Gea acepto; de repente él se acuerde que estando dentro del agua que su corazón no podía estar allí.
En ese mismo instante, su pobre corazón murió. Débilmente salio del agua muy triste. Debido a al muerte de su corazón vivió toda sus vida triste y sin sentimientos.
Florencia Licastro
No hay comentarios:
Publicar un comentario